sábado, 23 de julio de 2011
eramos la misma oscuridad
antes de cerrar los ojos. una presión en el centro de tu vagina, sabia donde. un vaivén que aprendías rápido de mi. te clavaba las uñas en los muslos cuando ibas a cerrar los ojos. me mirabas sorprendida. todavía no era el momento. tus ojos deberían estar casi en blanco. traspasar mi forma humana, deshacerme con tu mirada, darme eso que no veías, que veríamos juntos en la mas pura tiniebla. te caías hacia mi gozando en ti. te aparte suavemente y me detuve. lamí tus labios solo para desalentarte, fríamente. y luego te mordí te sangre la boca. no te quejaste ni me arañaste nada. nada. supe que era el momento. te cerré los ojos a besos cortos desinteresados como una despedida frente a un espejo como caricias en lapidas de mármol. cerré mis ojos sobre ese animo lacónico y frió. no había la mas mínima tristeza. te dije "es así", me respondiste "si ". no sentíamos nada mas que nuestras uñas apenas clavadas en la piel. era necesario para retornar, para no quedar sumidos en la tiniebla por toda la eternidad. mas allá del goce de los cuerpos eramos la misma oscuridad.
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