martes, 12 de julio de 2011

una tarde de junio

de choripanes arrojados en la vereda a medio comer
de alos negros de lana bajo decretos del pensamiento
estáticas naranjas perfumaban tu cuello de junio: la
distracción de una paloma desgarro el invierno
en tu mano
reímos del día del festejo, del festejo, del día:
a tus espaldas un circulo de piedra te empujo
en mis pasos
estuve allí y no pudiste verme.
estuve silbando mi celo en el viento helado
estuve contemplando nuestras ausencias que rozaban
solo rozaban la marioneta de nuestros actos.
me viste como tu querías verme: como una flor azul
enraizada en el conocimiento de Ti y de mi.
la tarde necesitaba de fuegos carnales del humo
de la madera haciendo llorar los ojos
de la carne abierta en hierros rojos ceremonial y pagana
y tu no soltaste la flor
y yo solté tu mano

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